martes, 25 de marzo de 2014

Frustración y satisfacción: cemento y ladrillos del carácter

No podemos siempre hacer realidad nuestros deseos. Es en el momento en que se nos presentan obstáculos cuando nuestro cerebro reacciona de forma agresiva, regresiva o constructiva. El estar expuesto a la frustración en nuestra infancia y el refuerzo de nuestros aciertos, la satisfacción, hace que seamos el adulto que somos.

Se habla mucho de la tolerancia a la frustración. Esta tolerancia es necesaria en el proceso de madurez del individuo ya que nos permite pasar de la omnipotencia instintiva de la infancia a las formas adultas para poder adaptarse a la realidad. Por eso dejar que el niño haga lo que quiera y evitar que se frustre entorpece su desarrollo como persona, ya que en la edad adulta se tendrá que desenvolver tanto en situaciones de éxito como de fracaso (Ramírez y Cos, 2014).

La frustración: ¿un trauma o una oportunidad de ampliar nuestros recursos?
Según Bonino (1984) [1977] se puede reaccionar ante la frustración de forma agresiva, regresiva/inhibida y constructiva. La forma constructiva es la adecuada para desarrollarse ya que implica un aprendizaje positivo que consiste en valorar la naturaleza y características del obstáculo que se opone al logro de la meta, y se llevan a cabo unos comportamientos dirigidos a alcanzar el objetivo prefijado y a superar el obstáculo (en muchos casos se tendrá que rodear este). Sin embargo, un exceso de frustración resulta ser perjudicial, sobre todo en los niños, ya que su carácter es más frágil y pueden desanimarse.

Luego según esta autora la tolerancia a la frustración...

... no significa inhibición de las reacciones ante la frustración. Significa, en cambio, darse cuenta de modo realista de la naturaleza y gravedad del obstáculo y valorar cuáles pueden ser los caminos más adecuados para lograr el objetivo y para conservar la propia integridad psíquica. (Bonino, 1984 [1977]: 42).

La reacción ante la frustración va a depender, aparte de la personalidad individual, del grupo a que se pertenezca o al género propio. Por ejemplo, en grupos homogéneos (guetos) se suele dar una mala tolerancia cuando la frustración se prolonga en el tiempo, en cambio en los grupos heterogéneos suelen ser menos tolerantes en un primer momento, pero cuando es prolongada la frustración reaccionan mejor. En cuanto al género, si descartamos los casos de reacciones constructivas, los niños tienden a reaccionar de manera más agresiva y las niñas de manera más regresiva. Quizás los roles sociales tengan mucho que ver en ello (Bonino, 1984 [1977]).

Pero ¿el carácter no era innato? La formación de la personalidad se hace en todo el periodo anterior de la edad adulta siendo los tres primeros años de vital importancia (Lowen, 1985 [1958]). Muchos autores coinciden en que la personalidad es la resultante de la suma del temperamento (innato) y del carácter (que construimos a lo largo de la vida creando hábitos nuevos) (véase Quintana Cabanas, 1992).

Por lo tanto, lo que es innato es nuestro temperamento: somos más o menos tranquilos, melancólicos o agresivos. El carácter, en cambio, lo construimos a lo largo de la vida mediante las decisiones que tomamos ante la frustración y las satisfacciones que refuerzan determinadas conductas.

El caso es que se suelen dar unos rasgos de personalidad peculiares que suelen coincidir en personas incluso de culturas más alejadas. A continuación me voy a basar en el eneagrama y sus nueve eneatipos tal y como lo explica Naranjo (2010) [1994] para ilustrar un poco los diferentes tipos de personalidad y sus maneras de reaccionar ante la frustración.

El eneagrama: las nueve personalidades universales.


Eneatipo 1 (perfeccionista): Miguel es un fiscal de renombre, le encanta las cosas estructuradas y que se castigue a aquellos que no cumplen con la ley. Una vez de niño se sintió vulnerable cuando se le castigó por no entregar un trabajo en el plazo establecido y, al enterarse sus padres, se quedó sin ver aquella película de dibujos animados que tantas ganas tenía de ver. Desde entonces acumula una cierta ira que sublimó volviéndose más metódico y cumplió con todas sus tareas a tiempo.

Eneatipo 2 (ayudador): Pentesilea trabaja actualmente en una ONG que tiene como objetivo crear escuelas en el tercer mundo. Le encanta sentirse útil y siente una gran satisfacción y orgullo cada vez que ayuda a alguien. De niña se puso furiosa una vez que unas amigas descubrieron su diario y dejaron de hablarle por no mostrarse con su verdadera personalidad. A Pentesilea siempre le ha gustado mostrarse como una persona buena y siempre buscaba la aprobación de los demás por ello. Le frustra cuando los demás no le quieren contar sus problemas personales.

Eneatipo 3 (triunfador): Ezequiel es un gestor de marca personal de éxito; trabaja mejorando la reputación profesional de sus clientes y los posiciona como profesionales de referencia. De niño, le marcó ir a clase de párvulos con un ridículo jersey con un osito rosa que le compró su madre. También le frustró el hecho de ser demasiado sincero con una chica que le gustaba y que por ello no quiso salir con él; aprendió a cuidar de su imagen y a contar mentiras inteligentes.

Eneatipo 4 (artista): Elisa trabaja como artista plástica, suele expresar lo que lleva dentro a través del action painting (pintar lanzando la pintura sobre el lienzo). Todavía siente melancolía de su infancia y adolescencia porque el mundo de los adultos, según ella, está lleno de injusticias. Tenía pocos amigos de pequeña porque era considerada la rara de la clase al tener tanta fantasía.

Eneatipo 5 (intelectual): Joaquín es investigador de filosofía, su pasión es comprender a autores difíciles y oscuros, pasión que le roba muchas horas de su día, pero como sigue soltero eso no le importa mucho. De niño siempre fue un gran solitario, odiaba mostrar sus sentimientos y le frustraba tener que actuar sin haber meditado los pros y los contras.

Eneatipo 6 (leal): Anaís es miembro de un equipo de hockey, le gusta defender y, cada vez que gana su equipo, dice que es merito de todos. De niña le frustraba tener que hablar en público, le producía pánico.

Eneatipo 7 (entusiasta): Rodolfo trabaja como relaciones públicas, es conocido en su ciudad como el hombre de los miles de contactos. No se pierde una fiesta y siempre quieren su compañía allí donde va. De pequeño le frustraba las esperas o los días donde no podía dedicar su tiempo a lo que le interesaba.

Eneatipo 8 (autoritario): Juan es emprendedor, dirige un negocio de venta de impresoras 3D. Le produce gran placer que su equipo alcance los objetivos que él marca. No tiene miedo de decirle a la cara de sus empleados lo que piensa, cuando tiene que reprenderlos. De niño era un líder natural. Le marcó la experiencia no haber sido elegido delegado y se perdió el privilegio de salir de excursión con otras clases.

Eneatipo 9 (pacificador): Lázaro es un campesino tranquilo. Este año la cosecha de trigo ha sido satisfactoria y tendrá dinero para ampliar su colección de sellos. Cuando él era un niño, le frustraba quejarse o pedir ayuda y que nadie acudiese, por eso dejó de hacerlo y desde entonces prefiere amoldarse a las circunstancia que luchar por lo que quiere.

Como se ha visto, cada personalidad busca cosas diferentes y reacciona ante la realidad de forma peculiar. Obviamente se trata de una generalización, las personas tenemos muchos matices y no siempre se dan eneatipos puros, pero estas pequeñas historias nos dan una imagen integradora de los distintos tipos de personalidad.

He querido poner una mirada en este tema para que captéis la importancia de la adaptación al principio de realidad dejando atrás el principio de placer. Se puede considerar ser constructivo con ser asertivo, la mejor manera para madurar y para ello no siempre se puede hacer lo que a uno le viene en gana. Mediante la creación de buenos hábitos podemos tener las riendas de una vida satisfactoria.

Por último, y por ello no menos importante, quiero manifestar mi agradecimiento a la psicóloga Gestalt Olga Prieto Blanco por sus recomendaciones bibliográficas; me ha gustado mucho el libro de Claudio Naranjo.

Y tú, lector, ¿cómo superas tus obstáculos?


Referencias bibliográficas:

Bonino, Silvia (1984) [1977]. La frustración en la dinámica del desarrollo. Trad. al castellano Joan Llopis. Barcelona: Herder.
Lowen, Alexander (1985) [1958]. El lenguaje del cuerpo. Dinámica física de la estructura del carácter. Trad. al castellano Diorki. Barcelona: Herder.
Naranjo, Claudio (2010) [1994]. Carácter y neurosis. Una visión integradora. Trad. al castellano Pedro de Casso y Raúl Macías. Vitoria-Gasteiz: Ediciones La Llave.
Quintana Cabanas, José María (1992). Pedagogía psicológica. La educación del carácter y de la personalidad. Madrid: Dykinson.
Ramírez, Patricia y Lorena Cos (10 de marzo de 2014). «La importancia de trabajar la tolerancia a la frustración» [en línea]. Inspira. <http://www.fundrogertorne.org/salud-infancia-medio-ambiente/divulga/inspira-nuevo/2014/03/10/la-importancia-de-trabajar-la-tolerancia-a-la-frustracion/> [consulta: 23-03-2014].




2 comentarios:

  1. Dado mi eneatipo 8, siempre he soltado lo que no me gustaba a la cara, sin preocuparme mucho de las formas. Con los años voy dominando mi carácter y tiendo a seguir los buenos consejos de mi eneatipo 3. Todo es cuestión de encontrar un equilibrio y para ello hay que elegir qué guerras merecen la pena ser luchadas y cuáles se pueden arreglar con un cambio de estrategia.

    Gracias por el artículo!

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    1. Hola, gracias por tu comentario. Es bueno recordar que no hay ningún eneatipo mejor que otro; de todos se puede aprender, como muy bien apuntas, tanto de sus fortalezas como de sus defectos. Un saludo.

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