martes, 1 de julio de 2014

Memoria de trabajo y altas capacidades intelectuales: ¿binomio constante?

Se piensa a menudo que las personas con altas capacidades intelectuales (AACCII, en adelante) (superdotados, talentosos, prodigios, precoces y genios) tienen facilidad para destacar en el mundo profesional y que por ende, al ser más inteligentes, acaban autorrealizándose. Pero la realidad no siempre es así.

Entre diversos factores, una identificación temprana mediante el test de cociente intelectual (CI, en adelante), una estimulación adecuada y una orientación vocacional (en los casos donde la capacidad se manifiesta más [no olvidemos que un tercio de las personas con estas capacidades, al no identificarse a tiempo, no se desarrollan para nada y tienen problemas para ser felices]) no siempre son suficientes para triunfar profesionalmente.



Estudios recientes indican que tener una buena memoria de trabajo (MT, en adelante) (la habilidad para procesar y recordar información necesaria para el razonamiento, la comprensión y el aprendizaje), es un indicador de éxito a largo plazo y tiene mayor valor predictivo (como inteligencia pura) que el propio CI, aunque no lo sustituya. Según estos investigadores, tener un alto CI no implica necesariamente tener una alta MT. Han demostrado que, a largo plazo, los estudiantes con AACCII y alta MT lograron alcanzar el éxito en sus carreras; y aquellos con AACCII y una MT más baja, desempeñaron trabajos mediocres (T. Alloway y R. Alloway, 2013a).

Otra de las ventajas de la MT, según los mismos autores, es que no depende del contexto socioeconómico, como ocurre con el CI. Es decir, en las zonas acomodadas se dan más casos de personas con un CI más elevado que en un barrio obrero (los niños de padres ricos tienen mayor facilidad de acceder al conocimiento y buenos ejemplos de estímulo intelectual que una familia dónde el padre es peón de albañil y la madre no ha estudiado la secundaria; por no hablar de las familias desestructuradas) (T. Alloway y R. Alloway, 2013b).

Pero yo, como escéptico que soy, no me conformé con estos datos y decidí documentarme con otras fuentes. Para empezar, T. Alloway y R. Alloway (2013a) afirman que el CI recoge el «qué sabemos» y las MT «la capacidad de manejar lo que sabemos». Dicho de otra forma, afirman que el CI recoge conocimientos (lo que en psicología se conoce «inteligencia cristalizada»); pero en los tests de CI más fiables, como por ejemplo el WISC IV o el WAIS IV, se tienen en cuenta, además de la inteligencia cristalizada, la «inteligencia fluida» (con preguntas relacionadas con la destreza mental, problemas independientes del conocimiento que se tenga y la cultura).

La MT permite manejar los datos del problema para llegar a la solución. Si no se diese una buena MT en los procesos de codificación, almacenamiento y recuperación, las AACCII no serían alcanzables. Ejercitar la MT ayuda además para aumentar el CI (García-Román, comunicación personal, 23 de febrero de 2014).

Para ahondar más en la cuestión, se puede recurrir a la neurociencia. Según T. Alloway y R. Alloway (2013a), las personas con una alta MT (como un malabarista que maneja un mayor número de pelotas que los demás manteniendo la concentración) tienen sus neuronas con una mayor mielinización (capa que protege y repara la neurona y que permite que esta procese la información de forma más rápida y eficiente). Este rasgo se da también en las personas con AACCII, de ahí a que tengan una mayor capacidad de procesamiento neuronal. Estas personas tienen un cerebro más fuerte y longevo y con mayor resistencia a las demencias y el alzheimer (¡qué suerte!).

Entonces ¿MT y AACCII van siempre juntos? Todo indica que no hay unanimidad al respecto, pero no se está mal encaminado si se afirma que sí (en mi opinión). Tener un cerebro bien cableado y mielinizado, como ocurre en las AACCII, junto la capacidad de resolver problemas complejos ayuda a que estos «malabaristas» jueguen con más de cinco pelotas, mientras el resto de los mortales nos tenemos que conformar con menos.


Referencias bibliográficas:

Alloway, T. y Alloway, R. (2013a). The Working Memory Advantage. Train Your Brain to Function Stronger, Smarter, Faster. Nueva York: Simon & Schuster.

Alloway, T. y Alloway, R. (2013b). Home sweet home: Does where you live matter to working memory and other cognitive skills? Journal of Experimental Child Psychology, 124, 124-131.

Imagen: Jorge Lucas Pérez ©



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comparte en Twitter