martes, 30 de junio de 2015

Las 10 características del sabio del siglo XXI (I)

Se pueden dar muchas definiciones de sabio. La mayoría de los diccionarios coinciden con que sabio es aquella persona que ha alcanzado el grado máximo de conocimiento mediante el estudio o la experiencia; que es prudente en su forma de comportarse en la vida, etc. Pero el sabio lo es porque se enfrenta a los problemas de su época; siendo, tradicionalmente, aquel que se adelanta a esta considerado como genio. Cada época tiene sus desafíos y los del siglo xxi requieren una serie de habilidades que todos podemos desarrollar.

Aunque no voy a hablar de genios, sino de unas características prácticas que todos podemos aprovechar para alcanzar cierto grado de excelencia personal que nos puede ayudar a ser más felices.



1. Conócete a ti mismo. Esta característica es válida para cualquier época. Data de la Grecia clásica que, según Pausanias, estaba escrito en el templo de Apolo en Delfos. El autoconocimiento es necesario para percibir, comprender y gestionar nuestras emociones y poder así persuadir a los demás al ser capaz de empatizar. Nos puede ahorrar muchos disgustos en ámbitos como la elección de parejas o de carrera profesional. Existen herramientas como los análisis DAFO que permiten conocer nuestras fortalezas, debilidades, oportunidades, etc.

2. Acepta el entorno cambiante y adáptate a las nuevas circunstancias. En este siglo se genera a diario mucha más información que en todos los anteriores. Las nuevas generaciones trabajarán en empleos que todavía no existen y las antiguas saben que las características del mercado laboral son distintas: cada vez existen menos empleos para toda la vida y se tiende a trabajar por proyectos.

3. Quiérete y respeta tus valores. Para sobrevivir ante tanto cambio, que puede resultar desconcertante, es imprescindible mantener una brújula psicológica que te guiará en la incertidumbre: tu autoconcepto y valores. Si para ti son importantes la generosidad y el desarrollo personal, no te contradigas tomando decisiones contrarias o aceptando trabajos o entornos formativos cuyos valores no estén alineados con los tuyos. A la larga no es sano vivir con disonancia cognitiva.

4. Cultiva buenas relaciones… no solo online. Como animales sociales que somos, necesitamos a los demás. Por eso es importante alejarse de personas tóxicas y vivir con gente que realmente te aporte cosas positivas y constructivas. Las redes sociales usadas con inteligencia pueden satisfacer algunas necesidades de relación o ayudar a conseguir contactos importantes, pero luego hay que trabajar el networking presencial y ser auténtico en el cara a cara. No se trata de tener una gran cantidad de amigos, sino de la calidad de las relaciones: lo que hace a las personas extraordinarias, desagradables o intratables se basa en cómo nos relacionamos con ellas, si existe reciprocidad e interés mutuo. Puedes organizar y analizar la calidad de tus contactos si dibujas en una hoja todos los círculos sociales en los que participas (familia, amigos, estudios, trabajo, clubs, cursos, etc.), y determinar así qué círculos quieres alimentar más para sentirte realizado.

5. Cuida tu salud. En estos tiempos se sabe más que nunca en dietética, entrenamientos deportivos,… también existen mayores facilidades para practicar deporte, precios asequibles de gimnasios, etc. Aprovéchate de todo esto y construye una salud de hierro que te permitirán tener recursos tanto físicos como mentales, vivir más años, etc. Por ejemplo, para prevenir el Alzheimer no hay nada como practicar ejercicio o aprender idiomas, esto te permitirá tener una mayor reserva cognitiva cuando llegues a la tercera edad.

Podrás disfrutar de las cinco características restantes la semana que viene en la segunda parte de este post. 




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